Por segunda vez consecutiva el Eurobasket ha repetido formato multisede. Ya en 2015 se optó por este modelo de cuatro sedes y se repartieron los partidos entre Francia, Croacia, Alemania y Letonia. Dos años después se ha repetido la fórmula de competición repartida en distintas sedes: en este caso en los países de Turquía, Finlandia, Rumanía e Israel, con Turquía como sede fuerte con dos canchas y la celebración de la fase final.
No son pocas voces las que se muestran descontentas con este formato en esta última competición que se celebra en estos días, ya que aseguran que la asistencia a los partidos se ve resentida. Los números hablan por sí solos. El porcentaje de asistencia medio a los partidos no llega al 40% de la capacidad de los recintos.
De hecho, la FIBA (Federación Internacional de Basket) ya se plantea que esta elección multisede para su campeonato puede haber resultado fallida y estudia medidas de cara al futuro.
Durante la primera fase se celebraron 60 partidos que fueron presenciados por un total de 256.954 aficionados. La media para cada partido es de algo más de 4.200 espectadores. Si comparamos esta cifra con el aforo medio de las canchas escogidas en los cuatro países citados (10.762 espectadores) nos damos cuenta de que nos llegan a completar ni la mitad de los aforos. En total, el porcentaje de asistencia medio exacto a los partidos de este Eurobasket es de 39,79%. Mucho más bajo cuando la selección anfitriona no juega, ya que en estos casos el porcentaje medio ha descendido hasta el 19,65%.
La sede de Estambul es la que marca el punto más bajo de asistencia con un porcentaje del 31,21% en la primera fase. Estas cifras no permiten augurar un repunte necesario para poder garantizar un éxito de asistencia en la fase final, que se celebrará en Estambul. Esta elección puede no haber sido la adecuada, ya que los atentados ocurridos en la capital turca han acabado frenando tanto a público como a patrocinadores.
Las causas de estos flojos datos de asistencia general se pueden encontrar en el bajo nivel que presentan muchas selecciones participantes que, en realidad no están para disputar una fase final de un campeonato europeo de basket. Es el caso de Gran Bretaña, Islandia, La República Checa o Rumanía. También el hecho de que haya bastantes estrellas ausentes en este campeonato ha podido resultar desmotivador para su público potencial.