El Banco de España ha advertido que la existencia de flujos de emigración importantes podría tener un «efecto significativo» en el crecimiento potencial de la economía española, por lo que incide en la necesidad de poner fin al elevado desempleo.
Considera que es necesario propiciar un marco laboral que facilite el regreso de personas que se vieron obligadas a emigrar con la crisis, ya que con la llegada de la crisis el saldo migratorio de la economía española ha cambiado radicalmente. Antes el país recibía unos flujos de inmigración muy elevados, que llegaron a alcanzar un 2% de la población total en tan solo un año. Sin embargo, desde el 2010 el saldo migratorio se ha vuelto negativo, contando en 2013 con medio millón de emigrantes.
El Banco de España destaca que la composición por niveles de educación de los emigrantes está cambiando. Inicialmente estaba dominada por personas de niveles educativos altos, mientras que ahora tienen más peso los grupos de personas de niveles educativos bajos.
El 85% de las salidas del país están protagonizadas por extranjeros residentes en España (la mayoría europeos y sudamericanos). Por su parte, los españoles muestran una propensión cada vez mayor a emigrar a Reino Unido, Alemania o Estados Unidos.
El Banco de España explica que los bajos niveles de emigración de españoles observados al inicio de la crisis se deben a los mayores costes de movilidad y a la ausencia del llamado ‘efecto red de acogida’.
Lo que está claro es que, tanto para emigrantes de nacionalidad española como extranjera, la causa para marcharse es la misma: el elevado nivel de desempleo. La diferencia está en que los emigrantes españoles son mucho más jóvenes que los emigrantes extranjeros, debido a que los primeros se marchan por primera vez a vivir a otro país, mientras que los segundos vuelven a su país de origen.