Un informe de la Comisión Europea señala a España como uno de los países que menos se involucra en las ayudas a las rentas bajas y pone en cuestión la eficiencia de su sistema de prestaciones sociales.
Según el citado estudio, España es, junto a Italia, el país en el que menos se ayuda a las rentas bajas, dada la relación que se establece entre sus riquezas y las ayudas destinadas a paliar o reducir la pobreza.
Según explica Bruselas todavía quedan muchas heridas por cicatrizar que se abrieron durante los años de crisis y actualmente las rentas bajas españolas son las que menos se benefician del sistema. La Comisión Europea pone el acento sobre la desigualdad, que cada vez se hace más patente en nuestro país. Y es que, según la Comisión, las políticas públicas en España se preocupan menos de reducir la desigualdad que en otros países de la Unión Europea: mientras los trabajadores cualificados ven cómo mejoran sus condiciones de trabajo, los que no cuentan con apenas formación no ven incrementar sus salarios.
La Comisión persigue el reparto justo de la prosperidad, una vez acabada la crisis. Y en esta materia considera que España es uno de los países más rezagados de Europa.
En un informe del año pasado la Comisión Europea advirtió a España, ya que se situaba a la cabeza de la desigualdad en la Unión Europea. Ahora llega un nuevo informe que insiste sobre este hecho.
Los analistas aseguran que este comportamiento de España es debido a la baja recaudación del Estado, en comparación con otros países de la Unión Europea, un factor al que se une el hecho de sus impuestos sean poco progresivos.
También se ha identificado otro problema: las dos principales prestaciones (paro y pensiones) se calculan en función de lo que se ha cotizado, sin tener en cuenta la necesidad real que exista. Sin embargo el sistema español contempla destina pocas ayudas a erradicar la pobreza, ayudar a las familias o solucionar el problema de la vivienda.
Por su parte, el Gobierno de España ha reaccionado ante las conclusiones de este informe, argumentando que todos estos datos no se ajustan a la realidad, ya que no incluyen prestaciones en especie como pueden ser la educación y la sanidad, gratuitas y mucho más generosas de lo que suelen ser en el resto de Europa, en beneficio de las rentas más bajas.