La Agencia Espacial Europea confirmó ayer que la sonda Philae aterrizó con éxito sobre el cometa 67P. La sonda, que se desprendió ayer de la nave Rosetta, aterrizó sobre el cometa en torno a las 17:04 (hora española).
La sonda medirá el campo magnético del cometa y recogerá pruebas, de hasta 30 centímetros de profundidad, de la superficie del núcleo del cometa. El proyecto persigue el estudio del desarrollo del cometa, averiguar si hay agua en su interior o si hay moléculas complejas. En caso de que el agua del cometa sea igual que la de la Tierra y de que haya aminoácidos se tendría la prueba de que fueron los cometas los que trajeron el agua y la vida al planeta Tierra.
En el proceso de descenso hasta el cometa, la sonda Philae tomó una serie de fotografías. La primera, justo después de la maniobra de separación, muestra al satélite madre Rosetta. Las posteriores imágenes ya muestran la superficie del propio cometa.
Según la ESA, hubo algunos problemas antes de la llegada de la sonda al cometa, pues el sistema de descenso activo, que proporciona el empuje necesario para evitar el rebote en el momento de contacto, no podía ser activado. Los ingenieros de la ESA confiaban en que la sonda quedara aferrada a la superficie con los arpones. Sin embargo, los arpones tampoco se dispararon, por lo que la sonda está sujeta al cometa únicamente con los tornillos. «Se están buscando opciones para solucionar este problema», informaba la ESA en su cuenta de Twitter.
El éxito del aterrizaje provocó la alegría entre el personal del Centro de Operaciones Especiales de la ESA en Darmstadt (Alemania), así como por toda la comunidad científica y personas de todo el mundo, que pudieron seguir el aterrizaje en directo desde la página web de la ESA.