Los yihadistas mantienen un reducto de entre decenas e incluso cientos de personas civiles en el casco viejo de Mosul (Irak), que sirven de escudos humanos ante la presión de las fuerzas gubernamentales.
Al parecer un tercio del casco histórico de la ciudad, que ha sido su principal baluarte en los últimos años, permanece bajo el control de ISIS. Salam al Obeidi, teniente coronel de las fuerzas antiterroristas (CTS), ha declarado que entre el 65% y el 70% de la ciudad ha quedado liberada y que queda pendiente de recuperar menos de un kilómetro cuadrado. No obstante, este tramo definitivo está dando muchas dificultades.
Por otra parte, afirmó que han acabado con diecisiete terroristas, cuatro de los cuales eran peligrosos extremistas suicidas.
En estos momentos las fuerzas de seguridad iraquíes prosiguen con la recuperación de la calle de al Faruq, situada en el centro del casco histórico, cuya liberación arrancó el pasado 18 de junio.
El primer ministro iraquí, Haider al Abadi, señaló durante la celebración del Ramadán que la liberación es cuestión de días. Sin embargo, los días van pasando y la situación no acaba de resolverse. Lo cierto es que el gobierno lanzó la operación de la liberación de Mosul en el mes de octubre de 2016 con el objetivo de conseguir su liberación en tres o cuatro meses. Ocho meses después la operación sigue su curso.
A pesar de contar con la ayuda de Estados Unidos, en el pasado mes de enero solo habán conseguido liberar la parte este de la ciudad. Después se vieron obligados a detener sus ataques en un par de ocasiones por el riesgo de ocasionar bajas civiles. Replanteado el objetivo, se trataba ahora de liberar completamente la ciudad y expulsar al ISIS coincidiendo con el final del Ramadán. Un objetivo que una vez más se ha visto truncado.
Entre 300 y 400 yihadistas resisten en las callejuelas de este centro histórico de Mosul. Lo más graves es los rehenes civiles que tienen cautivos y a los que utilizan como escudos humanos para protegerse del avance de las fuerzas iraquíes. Una cifra no determinada entre 50.000 y 150.000 personas, dependiendo de las fuentes a las que se atienda.
Estas personas viven una situación angustiosa, ya que carecen de elementos de primera necesidad como agua, comida y medicinas. Se encuentran recluidos en edificios antiguos que se encuentran en mal estado y que corren serio peligro de derrumbarse solo con las sacudidas de los proyectiles.