Investigadores de los Estados Unidos han descubierto el proceso que permite a los peces eléctricos convertir un músculo sencillo en un órgano capaz de generar un potente campo eléctrico. La respuesta la han encontrado en las moléculas reguladoras involucradas en las vías genéticas y de desarrollo de estos peces.
El trabajo de estos investigadores establece la base genética del órgano eléctrico, una característica anatómica que solo se encuentra en el pez y que se desarrolló de forma independiente una media de una docena de veces en ambientes tan diversos como los bosques inundados del Amazonas o los turbios ambientes marinos.
«Estos peces han convertido un músculo en un órgano eléctrico» explica Michael Sussman, profesor de Biotecnología de la Universidad de Wisconsin-Madison.
El estudio apoya la idea de que los seis linajes de peces eléctricos, que evolucionaron de forma independiente, utilizan los mismos genes y vías de desarrollo y celulares para hacer un órgano eléctrico, necesario tanto para la defensa como para la depredación, navegación y comunicación.
Lo que es sorprendente es que el órgano eléctrico surgió de manera independiente en seis ocasiones en el curso de la historia de la evolución«, destaca Lindsay Traeger, estudiante graduada en Genética por la Universidad de Wisconsin-Madison.
«El resultado sorprendente de nuestro estudio es que los peces eléctricos parecen utilizar la misma ‘caja de herramientas genética’ para construir su órgano eléctrico, a pesar del hecho de que ellos evolucionaron de forma independiente», agrega Jason Gallant, profesor asistente de Zoología en la Universidad Estatal de Michigan.
Todas las células musculares tienen la habilidad de liberar una pequeña tensión. Pero hace por lo menos 100 millones de años, algunos peces comenzaron a evolucionar a otro tipo de células mucho más grandes, llamadas electrocitos, capaces de generar voltajes mucho más altos que los que se utilizan para hacer trabajar a los músculos.