El Candy Crush es un juego muy conocido. Su objetivo es el de juntar 3, 4 o 5 bolas de un color, que en cada caso es un dulce distinto. Este juego se ha hecho muy famoso gracias a Facebook y a los smartphones ya que tiene más de 100 millones de descargas. Este juego tiene un problema, y es que si empiezas, te va a costar dejar de jugar. Por eso, los expertos han dado varias razones por las que no jugar a este juego, nosotros os dejamos con las 5 que nos han parecido más definitivas.
- Molestas a tus amigos. No solo cuando estas con ellos, y te pones a jugar una partida al Candy Crush, sino que cuando te has pasado un nivel o has conseguido un booster lo publicas en tu tablón para que todos lo vean. Esto es molesto, pero más molesto es que le pidas a todos tus contactos una vida en todo momento.
- Estás con tus amigos hablando y te pones a jugar al Candy. Esto puede ser ofensivo para tus amigos pero también es de mala educación. No es lo mismo que sea un mensaje de whatsapp o una llamada importante que la puedes mirar y responder, es un juego que quizá te ha mandado una notificación de que tienes una vida, y lo único que piensas en vez de quitar esa notificación, es en poder jugar al juego lo antes posible.
- Hay juegos mucho más interesantes que este. Como ejemplo tenemos el Cut the Rope, Rymdkapsel, Plantas vs Zombies o Dead Trigger que solo son algún ejemplo, porque hay más y de todo tipo de juegos. Aunque este se lleva el éxito por estar de moda.
- Al juego le da demasiada importancia al facto suerte. Hay partidas en las que solo tienes una opción al principio y de una combinación te salen 8 joyas que se han formado y ya te has pasado medio nivel. Luego hay veces que no te lo pasas ni buscando cualquier solución.
- Es adictivo. Te has pasado medio juego, vas a intentar pasarte el otro medio con todas las estrellas y, cuando veas que eso es imposible, intentaras pasarte hasta el último nivel sin descanso, hasta que te canses. Pero ya no tendrá solución una cosa, todo el tiempo que has perdido jugando al juego pudiendo haber hecho otra cosa más interesante.