La restauración en el mercado de las franquicias constituye uno de los motores que más eficientemente lo hace crecer. Y dentro de la restauración, las tradicionales tapas españolas se presentan como el negocio estrella que podría revolucionar el sector, como es el caso de la franquicia Cañas y Tapas.
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¿Por qué nos gusta «tapear»?
Las verdaderas tapas, las que podrían haber acuñado términos como «ir de tapeo» o «tapear», surgieron durante la época de posguerra, adaptando la presentación de pequeños platos por escasez de comida a un gancho promocional con el que motivar el consumo de los clientes en bares.
Las pequeñas porciones de cualquier comida dejaron paso a la comida tradicional, hasta el punto de que deliciosas degustaciones de croquetas, migas o huevos rotos sólo eran apreciables desde el punto de vista de quien pedía expresamente unas tapas.
Tradición, costumbre y también ahorro económico fomentaron en el siglo XX la extensión de las tapas en todas las provincias españolas, hasta convertirlas en una parte inseparable de la cultura gastronómica del país.
Los restaurantes de diversa tipología, los servicios de comida rápida o las cafeterías con servicio de bollería y repostería tienen sus propios ciclos económicos de mayor o menor éxito. Los bares en Madrid que sirven tapas tienen clientes todas las épocas del año, a los que se suman más de 8.000 establecimientos pertenecientes a franquicias, de los que la mayoría ofrecen tapas en su oferta.
El secreto de las tapas en España
Una franquicia de tapas tiene muchos elementos de base para ofrecer un éxito económico a sus máximos responsables. En primer lugar combina a la perfección el factor ahorrativo con la comida rápida, dado que son más fáciles de elaborar que otro tipo de comidas y mucho más económicas.
Por otro lado, la unión de cañas y tapas es casi inseparable. Esto motiva un mayor consumo tanto de comida como de bebida por parte de los clientes, permitiendo también al franquiciado variar las opciones de existentes.
También se beneficia el sector del reciente impulso que la alta gastronomía está provocando en el mercado de las tapas. Algunas creaciones como la pluma ibérica a la plancha o los tomates aliñados con rejos no sólo generan expectación en los bares de Madrid, sino en cualquier franquicia de tapas que se precie.
Tapas internacionales
Tras la consolidación y posterior crecimiento del sector de las tapas en nuestro país, ha llegado el turno de la evolución, que se representa en una exportación del sector a otros países. La vinculación de «tapas» con ser una costumbre española convierte en éxito cualquier establecimiento dedicado a este sector. Cañas y tapas, por ejemplo, ha abierto locales en París, Londres y Lisboa con similar buena acogida entre todos ellos.
La combinación además con buenas cervezas de tradición española ayuda a que el interés por las franquicias de tapas en otros países siga en aumento, en consonancia con la cada vez más variada carta de degustación. Hasta tal punto que, en poco tiempo, será tan corriente ir de tapas por bares de Madrid como por las calles contiguas a la Torre Eiffel.