Un artículo publicado en el New York Times llamado «España, Tierra de las 10 de la noche», sugiere que los españoles deberíamos empezar a cambiar nuestros horarios y hábitos de vida.
Según el artículo los españoles «cenan a las 10 de la noche mientras el resto del mundo se preparan para dormir» y «ven los programas en ‘prime time’ que duran hasta pasada la 1 de la madrugada». Además de que con respecto a la siesta «no perdonan ni una».
Además de estos tópicos el autor del artículo plantea si no va siendo hora de que los españoles adaptemos nuestros horarios al resto de países europeos, además de afirmar que estos horarios y hábitos se remontan a los tiempos de la dictadura franquista, cuando el país era principalmente agrícola y seguían los ciclos del sol.
El artículo enumera además una serie de esfuerzos que los españoles habrían de afrontar a fin de cambiar su huso horario, entre los que se incluyen cambiar el prime time de la televisión, dejar la cerveza entre semana y dejar la siesta.
Pues bien, una vez conocido lo que este artículo viene a decir sobre España y sus costumbre mi pregunta es: ¿qué problema hay en tener una seña de identidad propia? ¿No es esto acaso ejemplo de aquello de «Spain is different»?
Estas y otras preguntas son las que me inspiran este artículo, amén de una sensación próxima al enfado. Sí enfado, y explico por qué. No entiendo esa necesidad por cuestionarlo todo y por pensar que lo que uno tiene es mejor que lo que tiene otro. Si por algo se caracteriza España es por tener una idiosincracia muy definida y distinta a la europea, algo que la hace incluso atractiva para los millones de turistas que anualmente visitan España .
No sé vosotros pero a mí no me ha gustado este artículo del New York Times, creo que peca de soberbio y de abordar cuestiones que solo competen los españoles. Así que lo dicho, a dormir la siesta, a beber cerveza y a acostarse cuando a uno le apetezca, que para eso estamos en España.