Según un estudio lo importante a la hora de mantener el peso ideal no solo se basa en la cantidad o en la calidad, sino también en cuándo se come. Todo tiene que ver con el ritmo circadiano, marcado por los ciclos de luz y oscuridad.
Según explica la doctora Marta Garaulet, profesora visitante en la Universidad de Harvard, «ante un mismo alimento, la capacidad de metabolizarlo será diferente según el tipo de hormonas activas en ese momento. Por ejemplo, por la mañana tenemos mucha capacidad de metabolizar los azúcares porque la insulina funciona de cine, mientras que por la noche, baja la insulina y sube la melatonina, y hay una mayor intolerancia a la glucosa».
Garaulet es además autora de un estudio publicado el año pasado en la revista ‘International Journal of Obesity’, en el que aseguraba que comer antes de las 3 de la tarde ayuda a adelgazar más rápido que hacerlo después. Para ello la doctora y su equipo estudiaron a 420 personas, 210 hombres y 210 mujeres, los cuales fueron sometidos a una dieta hipocalórica de 1.400 calorías durante 20 días, con el objetivo de que perdieran peso. Los participantes del estudio se dividieron en dos grupos: los que comían antes de las 3 y los que lo hacían después. Todos ellos ingirieron la misma cantidad de calorías, mantuvieron la misma actividad y emplearon las mismas horas de sueño.
En las primeras seis semanas del estudio los participantes perdieron el mismo peso. Sin embargo, a partir de esta semana comenzaron las diferencias. Los que comieron antes de las 3 de la tarde perdieron una media de 12 kilos en 20 semanas, mientras que los que comieron después de las 3 se quedaron en un media de 8 kilos. Además, los componentes de este segundo grupo presentaron una mayor resistencia a la insulina, factor de riesgo para la diabetes o la obesidad.
«Comer a deshora hace que tu reloj interno no funcione bien y la eficacia metabólica para perder peso sea menor», explica la doctora.