Aunque todavía sea un desconocido, el contenedor marrón, último en llegar, va extendiendo su uso a lo largo de la geografía española. A los contenedores de color verde (vidrio), azul (papel y cartón) y amarillo (envases), se suma el de color marrón, destinado al reciclaje de la materia orgánica (que supone casi el 40% del total de residuos producidos).
Este quinto contenedor se utiliza para reciclar los biorresiduos o basura orgánica generada en la cocina o en el jardín. El objetivo de estos contenedores es contribuir al reciclado de dichos residuos orgánicos, ya que según la Directiva Marco de Residuos de 2008, ésta deberá ser del 50% del total, como mínimo, para el año 2020. A día de hoy la materia orgánica supone el 40% de los residuos totales producidos, por lo que tratarla de forma adecuada y minimizar su impacto en el entorno se convierte en algo prioritario.
Al contrario que en España, el contenedor destinado a la materia orgánica no es ningún desconocido en la mayor parte de los países europeos. Sin embargo, cada vez está más presente en los municipios de nuestro país. Cataluña fue una de las primeras comunidades en añadir el contenedor marrón, si bien hoy en día ya lo podemos encontrar en Navarra (mancomunidades de la comarca de Navarra o de Ribera Alta), País Vasco, Valladolid o Murcia. Muchos municipios de Asturias esperan añadir este contenedor antes de finalizar el año, mientras que en Madrid se ha sugerido su uso para evitar que estos residuos acaben en vertederos.
Entre los beneficios del quinto contenedor encontramos: reducción de emisiones de CO2, posibilidad de producir energía renovable, evitar la contaminación de suelos y acuíferos, etc.
Los residuos orgánicos recogidos por medio del contenedor marrón tienen como destino las plantas de biometanización, donde se obtiene biogás. En otros casos los residuos son utilizados para realizar compostaje.