Ya está aquí el buen tiempo con su desafío anual. Hace calor y tenemos que ir más ligeros de ropa. Va a ser inevitable que se noten esos kilos de más. A menos que nos apliquemos con la operación biquini. Muchos y muchas ya la han comenzado, pero tal vez no se hayan informado a fondo. En los últimos tiempos suena con fuerza una palabra asociada a esa operación para luchar contra los kilos de más y presumir de silueta.
Se trata del HIIT, o lo que es lo mismo High Intensity Interval Training, traducido al castellano, el entrenamiento de alta intensidad por intervalos. Nada nuevo bajo el sol, por más que esta rutina se haya puesto de moda…
En realidad, el HIIT surgió ni más ni menos que en el siglo XIX. Su base es el entrenamiento de la anaerobia, la realización de rutinas que mantengan nuestro organismo por encima del 85% del volumen de oxígeno en sangre. Su objetivo principal es incrementar la resistencia física y retrasar la sensación de fatiga.
La popularización de esta práctica se debe principalmente a dos motivos: por un lado se adapta bien a nuestra actividad cotidiana propia de la sociedad moderna. Basta con dedicar media hora al día con ejercicios asequibles y sin necesidad de aparatos, o pocos y muy sencillos. Además, en principio sirve para todo tipo de estados de forma. Por otra parte, una práctica del HIIT más dura y más intensa responde también a la necesidad frecuente en nuestra vida actual de liberar estrés a base de practicar ejercicio extremo y llevar el cuerpo hacia sus límites.
Los expertos aseguran que el HIIT tiene numerosas ventajas, pero sólo si se practica de forma adecuada y se evita llevar el cuerpo a sus límites. Una de sus claves reside en realizar los movimientos con precisión. Cuando se realiza el ejercicio de forma dura y extenuante dichos movimientos corren más riesgo de ser hechos de forma inadecuada y ser camino seguro para desarrollar lesiones.
Aclarado esto, hay que señalar que existe una rutina HIIT para cada persona. Por ejemplo, para personas con hábitos sedentarios una rutina de media hora será suficiente para ponerse en forma.
En todo entrenamiento hay que tener en cuenta tres vértices para que el triángulo preste el mejor servicio a nuestra forma: dos de ellos son el ejercicio y la nutrición; el tercero es el descanso, un elemento fundamental que pocas veces se tiene en cuenta.
Por último, señalar que hay que ser constante con el entrenamiento para obtener frutos. Algo fácil de decir y algo más difícil de realizar.