Según Jesús Félix Barandika, experto y técnico de investigación en el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, el asentamiento de la avispa asiática en regiones como Navarra, País Vasco, Cantabria o Galicia «no se puede descartar».
Desde el PSdG ya se ha pedido a la Comisión Europea «algún tipo de tratamiento coordinado» a nivel europeo para tratar de frenar la invasión de la avispa asiática y su impacto en la abeja común.
Según Barandika esta avispa se adapta mejor a la climatología propia del norte peninsular, ya que ésta es más similar a la de China, país del que procede esta especie. Sin embargo, afirma que es posible que sea capaz de encontrar algunos nichos en el resto del país en los que asentarse, aunque en estos casos sería bastante difícil que las poblaciones crecieran al ritmo registrado en lugares como Galicia o el País Vasco.
Como ejemplo Barandika cita el ejemplo de la provincia de Guipúzcoa, donde en tan solo dos años la avispa asiática se expandió hasta cubrir la provincia por completo, llegando a ser necesaria la retirada y destrucción de cerca de 1.000 nidos.
Esta variante de avispa asiática presente en el norte peninsular mide entre 2,5 y 3 centímetros y presenta una coloración con un abdomen negro que evoluciona a naranja en las puntas, así como unas patas también negras o marrones en la parte próxima al cuerpo pero naranjas en la parte exterior.
Barandika afirma que la avispa asiática no es más peligrosa que el avispón europeo y que no suele ser agresiva con los seres humanos. Sin embargo, el peligro radica en sus nidos, que esta especie construye en primavera y que defiende en caso de sentir una amenaza.
Una de las soluciones propuestas es el uso de una feromona sintética con la que atraer grandes cantidades de esta especie y poder de esta forma reducir su población.