Después de la crisis del ébola sufrida hace unos meses, la noticia de cualquier nueva enfermedad es atendida tanto por los organismos sanitarios como por los medios de comunicación con la mayor cautela posible. En esta ocasión la enfermedad es toda una novedad, pues se ha detectado el primer caso de chikungunya en la zona valenciana de Gandía por contagio autóctono, en un paciente de 60 años picado por un Aedes albopictus, conocido de forma popular como mosquito tigre.
La novedad y sorpresa de esta enfermedad no es sólo que propia de países en zonas tropicales, sino que el contagio ha sido producido de forma autóctona y no desde el extranjero, como es habitual en esta clase de enfermedades.
Las consecuencias de padecer chikungunya son relativamente leves en comparación con otros virus. La fiebre y dolor en algunas articulaciones son los síntomas más comunes. En la mayoría de los casos no se supera los 5 días de malestar, sobre todo si es tratado de forma correcta, sin embargo en un 12% de los casos la enfermedad puede notarse con una duración de años. Otras consecuencias conocidas de contagios de este virus son dolores de cabeza, náuseas o erupciones en la piel.
Los denominados mosquitos tigres están siendo un problema creciente en la cuenca mediterránea, con principal importancia en las zonas costeras de Valencia, donde se están dando los principales casos. Enfermedades como el dengue o la fiebre amarilla también son transmitidas por estos insectos y sus efectos pueden ser mucho más devastadores que los del chikungunya.
En concreto, esta enfermedad ya ha mostrado su alta capacidad para reproducirse por contagio, creando brotes destacados en otros países como Italia, Francia o Croacia. El Centro Europeo de Prevención y Control de Enfermedades (ECDC en base a las siglas del organismo en inglés) se ha puesto en marcha de inmediato, recordando que es importantísimo acudir al médico al menor síntoma y dar a conocer la existencia del virus entre la comunidad para evitar la extensión de estos brotes. Del mismo modo, en un informe de evaluación de riesgos sobre el caso español se expone que el mosquito tigre lleva desde 2013 en nuestro país y que su presencia no hace más que incrementar las posibilidades de transmisión de estas enfermedades entre la población. Sin embargo, todas las medidas que se han intentado aplicar para su detección y desaparición han sido, de momento, poco efectivas.