Ha empezado el nuevo año y seguro que llega cargado de buenos propósitos: uno de ellos, sin duda, suele ser practicar ejercicio con regularidad. Pues bien, no podemos seguir buscando excusas, ya que los expertos se reafirman en el viejo dicho Mens sana in corpore sano: practicar deporte es absolutamente beneficioso no solo para nuestro cuerpo sino también para nuestra mente.
La práctica del deporte produce una segregación de endorfinas que provoca en el ser humano placer y satisfacción. Por otro lado, el deporte nos ayuda a aumentar nuestra autoestima y a sentirnos activos y vitales.
Hay determinadas prácticas deportivas, como el yoga o el pilates, que ya de partida cuidan de nuestra mente. Sin embargo, lo importante para las personas es encontrar aquel deporte con el que nos sintamos más cómodos y que realmente nos guste. Lógicamente, esto puede depender de una gran diversidad de factores, como puede ser nuestra edad, nuestro estado de salud, forma física, gustos personales, carácter…
En general, según los especialistas, lo más aconsejable es no forzar demasiado la maquinaria; dicho de otra forma, es preferible trabajar al 60 ó 70% que intentar rendir al 100% de forma que podamos sobrepasar nuestros propios límites fisiológicos.
Todos los deportes, bien trabajados son positivos para nuestra salud. Cuanto mayor sea el nivel de coordinación que haya que tener para realizar ese ejercicio, más beneficioso puede ser para nuestra salud.
Hay deportes que tienen niveles de coordinación muy exigentes. Entre otros, destacan el baile, el boxeo y la natación. Son deportes que exigen controlar correctamente la respiración, coordinar perfectamente movimiento de extremidades en el caso de la natación, adelantarse a los movimientos del contrario en el caso del boxeo, sincronizar los movimientos entre nuestro cuerpo y la música en el caso del baile… Todo ello obliga a nuestro cerebro a permanecer alerta, a procesar la información de forma rápida y eficaz.
Recientes estudios demuestran que ejercicios como el que se hace con el baile podrían ser beneficioso para el Alzhéimer, por el alto nivel de coordinación que requiere. Harían falta más estudios para demostrar que pueda ser directamente bueno para tratar esta enfermedad, pero parece evidente que conlleva cierto beneficio.
Además de todos estos beneficios, el deporte nos ayuda a adaptarnos, a tolerar la frustración, a ejercitar la capacidad de sacrificio, a posponer el placer o el resultado, cosas importantes para nuestro desarrollo personal y laboral.