Venecia siempre ha sido una de las ciudades italianas más conocidas del mundo por la cantidad de agua que rodea todas sus infraestructuras.
Las góndolas, los canales venecianos e incluso la marea alta, son elementos conocidos tanto por vecinos como por turistas.
Sin embargo, el pasado martes 13 de noviembre, la subida de la marea, la llamada «acqua alta», comenzaba a ascender hasta límites preocupantes. Llegó en los primeros compases a los 140 centímetros, ahora está en 187 y se habla de una auténtica catástrofe.
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Qué motiva la inundación de Venecia
El cambio climático está en las conversaciones de todos los venecianos. Si esto sucediera hace medio siglo, no sería tan grave, al menos con los valores que manejamos.
Lo cierto es que sí hubo una inundación en 1966 absolutamente devastadora. Se le compara con la actual, aunque antes las medidas de contención eran menores.
Sin embargo, el cambio climático acelera el «acqua alta» y, lo peor de todo, la hace imprevisible, impidiendo a muchos vecinos medidas de contingencia.
Consecuencias de la inundación de Venecia
Se vuelve a hablar de partidas millonarias para restaurar la situación. Pero ni llegarán a tiempo ni serán suficientes. Sobre todo para los dos fallecidos que se ha tomado la inundación.
Además, restaurantes y comercios de toda la ciudad están inundados, con el material, los muebles y las posibilidades de negocio completamente pasados por agua.
No hay turismo, no hay escuela y todo el mundo teme salir a trabajar sin poder regresar, sobre todo si este viernes se pudiera repetir la misma situación.
Las obras arquitectónicas son las que peor suerte pueden correr. La Basílica de San marcos, por ejemplo, ha visto cómo el agua rompía las ventanas e inundaba sus pasillos, pero no ha pasado a mas.
El Museo de Arte Moderno ha corrido peor suerte y ha tenido que sofocar un incendio, que ha deteriorado un altillo en la planta baja.
Otros emplazamientos turísticos también han cedido al agua, pero la prevención ha permitido que sus obras queden al resguardo.
No obstante, muchos especialistas insisten en que el problema no está solo en las obras de arte, sino sobre todo en las infraestructuras. Si el agua deteriora lo suficiente las infraestructuras de la Basílica o de cualquier otra construcción antigua, su estabilidad podría verse amenazada.
Pero mirando a largo plazo, el mayor temor es que las mareas sigan creciendo y lo hagan durante más tiempo, no solo días, sino semanas enteras.