Se ha confirmado el escándalo por dopaje auspiciado por el Estado ruso. El llamado Informe McLaren, encargado por la Agencia Mundial de antidopaje (AMA), ha concluido que el Ministerio de Deportes ruso, en colaboración con la policía secreta, Servicio Federal de Seguridad (FSB, la policía secreta de Putin, antiguo KGB), puso en marcha un sistema de desaparición de positivos en doping para proteger a los deportistas sometidos a dopaje organizado y con el objetivo de obtener las máximas medallas posibles. Esto ocurrió, aproximadamente, entre los años 2011 y 2015.
El alcance del escándalo, uno de los mayores en la historia del deporte, puede significar la prohibición a Rusia de participar en los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. El Comité Olímpico Internacional decidirá sobre esta sanción durante el próximo fin de semana.
Ante esta posibilidad, el Comité Olímpico Ruso ha admitido las pruebas demostradas en el informe, pero ha manifestado su rechazo ante un eventual castigo que afectaría también a los deportistas rusos limpios, y que estos no pueden depender de las consecuencias de las acciones delictivas de determinadas personas.
Según el citado informe, el Ministerio de Deportes ruso “dirigía, controlaba y supervisaba” la manipulación de los resultados de los análisis para reemplazar los positivos por negativos. Al parecer, el sistema se implantó después de los Juegos Olímpicos de Invierno de Vancouver, en 2010, y continuó hasta 2014.
Estarían afectados prácticamente todos los deportes olímpicos de verano, con la única excepción de la gimnasia. Los deportes más afectados son el atletismo, con 139 casos, lucha, con 28, 27 con piragüismo y 26 en ciclismo.
En 2014, una buena cantidad de atletas, entre los que se incluyen 15 medallistas, fueron dopados con el consentimiento de las propias autoridades rusas durante los Juegos de Invierno de Sochi. Tras unos registros más bien discretos en la edición 2010 de Vancouver, donde Rusia obtuvo la sexta plaza, los atletas rusos dieron la sorpresa en Sochi, donde consiguieron ni más ni menos que 33 medallas, trece de ellas de oro.
Si finalmente Rusia no acude a los próximos Juegos Olímpicos será uno de los mayores contratiempos para el deporte olímpico, con la correspondiente devaluación de las competiciones, aparte de la mala imagen que desprende. Comparable en repercusión al boicot de Estados Unidos a los Juegos de Moscú de 1980 y de la negativa del bloque comunista a acudir a la cita de Los Ángeles, cuatro años después.
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