Del mismo modo que este pasado verano de 2015 la historia económica de los Estados Unidos comenzó una nueva página con novedades importantes a raíz de la subida de tipos de interés, después de llevar años anclados en el 0%, ahora en Europa está pasando algo similar, aunque completamente diferente.
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE) se mostraba ante los medios confiados, pero con cierto nerviosismo propio de la terrible situación económica en la que la Unión Europea (UE) estaba profundamente enraizada desde hace algunos meses. Sin embargo, la situación es insostenible y Draghi ha decidido activar antes de tiempo y de una forma completamente sorprendente las medidas de estímulo para el crecimiento económico europeo, con directrices no sólo también históricas, sino para algunos increíbles, ya que no esperaban que fueran a producirse.
La decisión más importante e influyente de todas es la relativa a reducir el tipo de interés de un ya de por sí mínimo 0,05% a un 0% total, sin fecha para que vuelva a repuntar. Esto mismo pasó en Reino Unido y Estados Unidos y podemos confirmar que no se trata precisamente de un sistema a corto plazo, sino que podría mantenerse de esta forma durante unos cuantos años.
A la reducción histórica de los tipos de interés, se une también otra serie de medidas cuyo objetivo es el mismo, fomentar un mayor crecimiento mediante la puesta en marcha de proyectos económicamente rentables. De estas medidas destacan por ejemplo una mayor facilidad de depósito fijándola en esta ocasión al -0,40%, así como nuevas subastas de liquidez.
Todas las medidas que el BCE ha anunciado suponen la inyección de liquidez suficiente para conseguir los objetivos fijados a medio plazo, aunque ya de forma inmediata el euro se está recuperando de los baches de hace unos días y la confianza en la divisa europea está regresando como en un sueño.
A nivel práctico, se espera que las hipotecas resulten algo más baratas, aunque ya de por sí el euríbor está en uno de sus momentos menos exigente, con valores en negativo incluso. Del mismo modo, tanto las empresas como los bancos podrán acceder a nueva financiación para acometer sus proyectos empresariales. Lo mejor de todo es que los intereses ya no serán un problema como sí sucedía anteriormente, lo que motivará a iniciar aquellos proyectos que hasta el momento suponían un reto demasiado grande para rentabilizar.
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