La principal vía de obtención de ingresos para Twitter es la publicidad, como en tantas otras redes sociales. Sin embargo, el presidente de la compañía, Jack Dorsey, hace tiempo que expuso que no va a permitir el «todo vale» para el desarrollo de la plataforma.
Tras una depuración de cuentas como no se ha visto antes y unas restrictivas políticas de uso con las que reducir la presencia de bots, cuentas falsas, así como publicaciones violentas y polémicas, ahora llega la nueva regla de Twitter, que afecta directamente a la publicidad.
Según la nueva normativa de la plataforma, quedan prohibidos los anuncios publicitarios relacionados con política. Es decir, que ningún grupo político ni afines a los mismos, podrán publicitarse en Twitter.
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Twitter explica su decisión
La compañía no se ha limitado a imponer una norma restrictivas. Ha querido dar una explicación que, además, ha conseguido el apoyo de toda la comunidad de usuarios.
Según el mismo Dorsey, un mensaje político debe ganarse y no comprarse. En este sentido, indica que la influencia de un político debe basarse en seguidores conseguidos, ganados por lo que dice y propone, pero no por una compra de usuarios indirecta a través de campañas publicidad.
Dado que la influencia de los políticos es algo que puede afectar a millones de personas, desde Twitter consideran que tienen derecho a utilizar la red social para difundir sus mensajes, pero no hacerlo a base de talonario.
De esta forma, los políticos ya no podrán incrementar el número de seguidores a base de campañas de publicidad, sino que tendrçan que hacerlo supuestamente de la manera más natural posible.
Tras las últimas elecciones celebradas en cualquier país, queda evidente el poder que las redes sociales tienen en estas situaciones. Pero no todas las plataformas han actuado de la misma forma que Twitter.
Facebook, por ejemplo, no va a negar que los partidos políticos utilicen la plataforma, para la publicación de anuncios patrocinados, que también son para ella su principal fuente de ingresos.
Una decisión polémica, que la misma empresa zanjó precisamente en España con respecto al uso de WhatsApp. Aquí no se hablaba de publicidad, sino directamente de SPAM por difundir mensajes desde grupos de partidos políticos. Al final, se aplicó en las últimas elecciones una censura total hacia todos los participantes con candidatos oficiales.
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