La FIFA sigue siendo portada de periódicos generalistas cuando su naturaleza deportiva debería figurar en otras secciones más relacionadas. Sin embargo, la política del deporte hace que permanezca como titular tanto la Federación como su actual presidente, Joseph Blatter, quien ha anunciado su inminente dimisión por los casos de corrupción que están presionando sobre toda la cúpula directiva, mucho antes del proceso de elecciones celebrado hace menos de una semana.
Blatter, con 79 años, argumenta que considera que su cargo no tiene «el apoyo de todo el mundo». La percepción es la correcta, si bien la base argumental también podría estar relacionada con el caso corrupción fiscal por el que está siendo investigado en Estados Unidos.
La semana pasada se celebró en Zúrich el proceso de elecciones, del que salió reelegido con 133 votos a favor frente a los 73 de su rival, Ali Bin el Hussein. En aquél momento el entonces recién reelegido presidente de la FIFA apoyaba una evolución del organismo para dejar atrás todas las acusaciones que copaban (y siguen haciéndolo) las portadas de periódicos y telediarios. En su discurso de dimisión frente a la prensa, Blatter modifica su perspectiva y considera necesaria una reestructuración de la FIFA.
Su dimisión coincide con la acusación recientemente formulada por la justicia estadounidense hacia Jérôme Valcke, colaborador muy ligado a Blatter, que podría haber tenido conocimiento de un soborno de 10 millones de dólares.
Ha tenido que ser la persecución federal de Estados Unidos la que frenase el imperio eterno de Blatter en la FIFA. Con la reelección ganada, el presidente no temía a otros gobiernos como el británico, el francés o el alemán. Reino Unido había incluso amenazado con un boicot al Mundial de Fútbol de 2018 mientras Blatter siguiera en el cargo.
Del mismo modo, directivos de clubs y organismos del fútbol internacional habían mostrado públicamente su desacuerdo con Blatter y con su permanencia en el cargo. Entre ellos el presidente de la UEFA, Michael Platini.
Los patrocinadores también podían haber llevado a la práctica su malestar por este presidente con, efectivamente, cada vez menos apoyos, destacando empresas como VISA, Johnson & Johnson o Coca-Cola que, de momento, sólo habían dado a conocer sus desavenencias con la situación actual.
Entre los escasos apoyos de Blatter ha sido notorio el del presidente ruso Vladímir Putin y, dentro del sector deportivo, el propio presidente de la Federación Española de Fútbol, Ángel María Villar.
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