En los últimos 20 años nuestras formas de consumo han experimentado una verdadera revolución. Además, su influencia en la política económica es cada vez más patente.
Mientras el paro desciende y los negocios venden cada vez más bienes y servicios, los precios y los salarios no suben. Muchos expertos responsabilizan de este fenómeno al enorme incremento de las compras online.
Esos mismos expertos son los que le denominan “Efecto Amazon”, alrededor del cual debaten banqueros estadounidenses de la Fed para tratar de establecer cómo se debe adaptar la política monetaria a los cambios económicos actuales, con el fin de lograr unos precios estables.
No obstante, la inflación sigue en niveles bajos a pesar de los esfuerzos de la Fed y otros bancos centrales. Cada vez son más los economistas que apuntan a Internet como principal responsable de la evolución de los precios al haber establecido una política de precios bajos. En la era pre Amazon no se recuerda tanta presión para las tiendas tradicionales a la hora de lanzar ofertas.
Las tiendas online consiguen en mucha ocasiones prescindir de tiendas físicas, pero sin embargo cualquier tienda tradicional o cadena a la vieja usanza se ve obligada a competir con ellas en precios. Difícil competir con una tecnología que te permite descubrir todas las características de una oferta con un solo click y comparar precios al momento.
Es algo que las nuevas generaciones ven normal. Según Jessica Rabe, economista de Convergex, los millennials se sienten cómodos en este escenario de baja inflación enmarcado dentro de un contexto económico basado en la tecnología.
Hasta ahora el efecto de la baja inflación se ha hecho más evidente en los productos de entretenimiento, dispositivos electrónicos y artículos de lujo. Sin embargo, los expertos alertan de que el efecto está llegando a otros sectores, por ejemplo el de la alimentación. Además, cada vez es más global, debido a la enorme expansión de Amazon y otras plataformas de comercio electrónico.
Hasta hace aproximadamente 10 años los precios de los minoristas podían permanecer una media de siete meses sin experimentar cambios. Hoy en día es difícil que lleguen a cuatro meses. Se ha multiplicado por dos la frecuencia con la que los precios se actualizan, siendo todavía mayor en sectores que tienen una mayor implantación online, como los productos electrónicos.
Según los especialistas esto hará que en el futuro los precios sean más volátiles.
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