El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha anunciado su intención de llegar a un acuerdo para reducir la producción de crudo y estabilizar el precio del crudo. No obstante, impone ciertas condiciones que deberán cumplirse.
En este artículo encontrarás:
La crítica situación del petróleo en 2020
El coronavirus lo ha cambiado todo. Pero la guerra del petróleo no es culpa suya, sino que venía de antes.
A principios de marzo, Rusia y la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) tuvieron un conflicto en relación al precio del petróleo. Rusia se negó a recortar la producción y los productores de Arabia Saudí anunciaren que iba a producir todo lo posible.
¿La consecuencia? El mercado se llenaría de petróleo y los precios se hundirían. Exactamente lo que ha sucedido durante estos meses.
El COVID-19 sí que ha influido en la situación del petróleo, como en prácticamente el resto de factores de la economía.
Un mercado lleno de petróleo y con los precios por el suelo ya es crítico. Pero si encima el coronavirus motiva un confinamiento social, por el que se reduce drásticamente la demanda, el sector se hunde.
Un sector económico que no tiene rentabilidad, obviamente no puede persistir. Dado que la exportación de petróleo se ha convertido en un factor determinante del PIB del país, Putin ha decidido cambiar de opinión.
La propuesta de Rusia para estabilizar el mercado
Los próximos meses o, como mínimo, las siguientes semanas la demanda de crudo seguirá en mínimos.
Todos los países practican un confinamiento más o menos duro. Por tanto, no se puede confiar en ninguna estrategia que plantee una mayor demanda de petróleo.
Por este motivo, Vladimir Putin ha confirmado que está dispuesto a acordar en una reunión con todos los actores principales del sector, una reducción de la producción.
La clave está en quién identifica como actores principales, ya que en esa ecuación se encuentra también Estados Unidos, que en los últimos años ha incrementado su papel en el mercado.
Rusia quiere tener en Estados Unidos un importante aliado para la negociación. Sola ante Arabia Saudí no conseguiría suficiente presión para unos niveles de producción que satisfagan a todos.
Además, si Estados Unidos anuncia su compromiso también, se evita que la producción se dispare por un solo actor, que sería el que más se beneficiaría de la situación.
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