Angela Merkel revalidó su triunfo en las elecciones generales de Alemania, aunque sufrió un fuerte descenso de apoyo electoral. Dos millones de votantes retiraron la confianza a la canciller alemana que se presentaba por su partido CDU (Unión Demócrata Cristiana) junto a sus socios de la CSU (Unión Social Cristina de Baviera).
La gran novedad en el parlamento alemán será la presencia de una fuerza política ultraderechista, Alternativa para Alemania (AfD). Será la primera vez que un partido de extrema derecha ultranacionalista tenga representación significativa en la política alemana desde que terminara la Segunda Guerra Mundial.
Por su parte, el partido socialdemócrata alemán (SPD) ha sufrido una caída histórica aunque haya obtenido la segunda plaza en estas elecciones.
La lectura que hacen los principales analistas es que la mayoría de los votos que se han escapado a los dos grandes partidos han ido a parar al AfD. Por otra parte, la alta abstención, sobre todo procedente de Alemania del Este, ha contribuido al resultado final.
El reparto de escaños ha sido el siguiente: CDU/CSU, con el 33% de los votos, han obtenido 246 escaños; los socialdemócratas del SPD, con el 20,5%, han sacado 153 escaños. En tercer lugar se ha situado la AfD con el 12,6% y 94 escaños. Inmediatamente detrás, los liberales del FDP con un apoyo del 10,7 de los votos y 80 escaños. En quinta posición figura La Izquierda, con el 9,2% de los votos y 69 escaños y completando el parlamento, Los Verdes con el 8,9% de los votos y 67 escaños.
Otra de las cuestiones que han puesto de manifiesto estos resultados electorales es que tres décadas después de la caída del muro de Berlín y la reunificación alemana, sigue existiendo una brecha muy acusada en el país entre los ciudadanos del Este y del Oeste.
El Este de Alemania es más pobre y sigue siendo menos productivo que el resto de Alemania, lo que ha supuesto una radicalización del voto, donde el AfD ha obtenido la segunda plaza en la zona perteneciente a la antigua República Democrática Alemana. Los socialdemócratas, por su parte, han protagonizado una debacle absoluta en el Este, desplomándose hasta la cuarta posición.
Por otro lado, el electorado alemán ha castigado la gran coalición que han puesto en práctica durante los últimos 12 años el bloque conservador de Merkel y el partido socialdemócrata, ya que ha provocado una crisis de confianza en la clase política a pesar de haber proporcionado cierta estabilidad.
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