La Estación del Norte de Valencia se construyó en 1917. Fue proyectada en 1906 por Demetrio Ribes, uno de los grandes arquitectos valencianos del siglo XX, que trabajaba en esos días desarrollando proyectos para la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España. De ahí el nombre que adoptó la estación.
Se trata de uno de los edificios emblemáticos de la ciudad y de los preferidos por los turistas para realizar sus fotos. Es la obra más reconocida de Ribes, aunque también realizó estaciones en Madrid (Estación de Príncipe Pío) y Barcelona (Estación del Norte), aparte de otros edificios industriales. Aunque aglutina diferentes corrientes arquitectónicas, entre las que destacan el regionalismo y el eclecticismo, es también un claro ejemplo de arquitectura modernista, en el que ese reconoce la influencia de la escuela austriaca y de Otto Wagner y el movimiento sezession. Su construcción tuvo un coste de 9 millones de pesetas.
El edificio fue declarado monumento histórico-artístico en 1983. El elemento arquitectónico más destacado de este edificio, desde el punto de vista técnico, es su marquesina central, obra del ingeniero Enrique Grasset, que cuenta con 196 metros de longitud y 45 metros de luz transversal. En la ingeniera de finales del siglo XIX las luces representaban uno de los grandes retos.
La fachada está ornamentada con adornos de cerámica, así como su interior y el hermoso vestíbulo. En esta gran obra dejaron su huella otros destacados artistas de la época como el ceramista Lluís Bru, escenógrafo del Gran Teatro del Liceo de Barcelona, y pintores como José Mongrell y Gregorio Muñoz Dueñas, que fue el encargado de decorar la Sala de los Mosaicos, uno de los rincones preferidos de esta estación, que combina de forma armónica los materiales de madera y trencadís.
Coincidiendo con la celebración del centenario de la Estación del Norte, el Ministerio de Fomento ha anunciado que invertirá 6,5 millones de euros para renovar parcialmente el edificio. Entre otras intervenciones se actuará sobre parte de los más de 8.000 metros cuadrados que ocupa la enorme marquesina y que están construidos con placas de uralita. Por lo tanto, se procederá a la retirada de este material tal y como obliga la normativa actual.
Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias), propietaria de la estación, expresa con estas mejoras su compromiso con el “óptimo estado de conservación” del conjunto histórico de la estación. Asimismo, ha programado diversas actividades conmemorativas del centenario de la estación.
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