Se trata del accidente más grave en toda la historia deportiva de España. Una pérdida del control del vehículo en una recta relativamente segura, provocó una vuelta de campana que terminó lanzando la maquinaria contra el público asistente. La noticia del fallecimiento de una niña de 12 años eleva el número total de víctimas a 7 muertos. En el hospital todavía quedan 7 personas hospitalizadas, dos de ellas (una menor de edad) todavía con heridas graves.
El accidente del Rally de A Coruña tendrá consecuencias sociales y deportivas, mucho más allá de lo que la investigación de un equipo especial enviado por la Guardia Civil termine exponiendo en sus informes finales. La responsabilidad del accidente poco parece tener que influir en la decisión de sanciones posteriores, ya que se cuestiona más que nunca hasta dónde debe llegar la seguridad en un deporte de motor.
El tramo en el que sucedió el accidente es una recta de gran vistosidad, donde el público se agolpa para ver derrapes al final de la misma con una curva cerrada. El vehículo siniestrado, un Peugeot 206 XS, perdió el control a mitad de la curva. Tenía que haberse ido a la izquierda, pero terminó desplazándose a la derecha. La pérdida de control se vio continuada con una espectacular vuelta de campana y el coche se lanzó contra los espectadores que estaban agolpados en la cuneta, tras la claramente inservible línea de seguridad.
En la localidad de Carral, situada a unos 20 kilómetros de la capital, se celebraban las fiestas patronales, que cesaron de inmediato, como también hizo el Rally de A Coruña, que llevaba 14 años sin celebrarse y que históricamente tenía importancia incluso con convalidación para el Campeonato de Europa.
Carral se vio inundada de medios sanitarios para atender a los heridos, pero la fatalidad se había cernido sobre los asistentes desde el mismo momento en que el vehículo levantó las ruedas del suelo. Tanto Sergio Tabeayo como Luis Prego, pilotos del Peugeot que tuvo el accidente, aunque ilesos por fuera, anímicamente están destrozados. Fuentes cercanas afirman que estuvieron recibiendo ayuda psicológica hasta entrada la noche y se les ve más afectados que a los familiares de las víctimas.
Según Iván Corral, presidente de la federación gallega, todas las medidas de seguridad estaban aplicadas en base a lo que dictan las normas. Ahora la investigación de la Guardia Civil y los posteriores análisis de la tragedia dictaminarán si estas normas requieren en realidad de una revisión a conciencia.
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