La controversia acompaña al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prácticamente en cada uno de sus movimientos.
El pasado martes su exjefe de campaña, Paul Manafort, fue declarado culpable de ocho delitos de fraude fiscal y bancario que pueden suponerle 80 años de cárcel.
En paralelo, su abogado personal durante muchos años, Michael Cohen, se entregó al FBI reconociendo ser culpable de otros ocho cargos y, señaló bajo juramento que el presidente Trump estuvo detrás de dos de ellos, relacionados con la financiación electoral ilegal de su campaña.
Cohen declaró que un tiempo antes de las elecciones habría pagado por orden de Trump a dos mujeres para comprar su silencio por sus supuestas relaciones sexuales con el futuro presidente Trump.
No son precisamente dos mujeres del todo anónimas. Se trata de la actriz de cine porno Stormy Daniels, quien habría percibido 130.000 dólares, y la exmodelo de Playboy Karen McDougal, a la que declaró haber sobornado con 150.000 dólares. Ambos pagos fueron registrados como donaciones no declaradas y, por lo tanto, constituyen un delito en el que el presidente está implicado.
La actriz, según la confesión de Cohen, recibió ese dinero para silenciar información que podría ser perjudicial para el candidato Trump y la campaña del Partido Republicano.
Por su parte, la exmodelo habría reconocido en una entrevista reciente haber estado enamorada de Donald Trump y haber mantenido una relación con el mandatario durante 10 meses, cuando este ya estaba casado con su mujer actual, Melania. Trump habría negado esta relación. Sin embargo, el exabogado del presidente difundió una grabación en la que discutía sobre este pago con Trump.
Trump asegura en todo momento que ese dinero no salió de la campaña, sino de sus fondos, intentado desmarcarse de un delito electoral.
Los expertos no se ponen de acuerdo sobre la factura política que podría tener este escándalo mayúsculo para Trump. A pesar de que la popularidad del presidente baja entre sus conciudadanos, el 87% de los republicanos le son leales. Por otro lado, el mercado laboral vive un buen momento y la Bolsa también, circunstancias que siempre pueden suavizar cualquier desliz de un presidente como Trump.
También se tiene en cuenta el precedente de Bill Clinton, que superó con éxito un proceso de impeachment (destitución) tras haber mantenido relaciones sexuales con una becaria y haber mentido sobre ello bajo juramento a todo el pueblo.
Así pues, las elecciones legislativas del próximo noviembre se presentan con una alta dosis de incertidumbre.
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