Los acontecimientos deportivos que vivirá Brasil en los próximos años han hecho que el país esté de moda. Primero fue la Copa Confederaciones, celebrada hace dos años, este año será el Mundial y en dos años llegarán las Olimpiadas. Los mejores eventos deportivos se podrán ver en el país más largo del mundo y esto se está notando en la economía del país. Los inversores están entrando en el país para construir y aportar capital a las empresas nacionales. Esto, junto a la mejora de los servicios y las infraestructuras, ha hecho que el país esté creciendo a niveles muy altos.
Uno de los aspectos que más están creciendo son los precios de las viviendas. La gente quiere vivir en Brasil y los inversores están visitando el país para quedarse. Esto ha hecho que en algunas ciudades la vivienda se haya incrementado más de un 250%. Ciudades como Río de Janeiro y Sao Paulo están dentro de una espiral de precios alcistas comparable a los que se vivieron en España hace unos años.
Todo parece muy bonito y nos recuerda un poco a la situación vivida hace unos años en nuestro país. Pero la realidad es bien distinta, sólo hay que ver cómo las protestas están llegando a la calle desde la pasada Copa Confederaciones. Las familias cada vez viven más agobiadas por el precio de la vivienda y la subida de precios en general. La espiral de precios no ha llevado consigo una espiral de subida de salarios, por lo que las familias son las más afectadas. El resultado es una población sin capacidad de ahorro que nos recuerda muy mucho a la situación vivida en España.
Si Brasil no manda esas inversión a otros sectores que no son la construcción, finalmente se producirá el estallido de la burbuja y el país verá un retroceso económico. Esto no pasará ya, ni el año que viene ni al siguiente, pero los eventos terminarán y Brasil lo puede volver a pasar mal.
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