Aunque la chatarra se recicla desde hace más de 100 años, en las últimas décadas el reciclaje de chatarra se ha revelado como una actividad que genera un volumen de negocio considerable. Los gobiernos han empezado a tomar cartas en el asunto y la normativa en el sector se ha endurecido para que las empresas cumplan ciertos protocolos y compromisos medioambientales. Y es que a los beneficios económicos que genera esta industria hay que añadir los beneficios medioambientales que nos proporciona a los seres humanos. Al tratarse de un proceso reciclaje de distintos materiales en nuevas materias primas que la industria reincorpora a su proceso productivo, consigue disminuir el consumo de recursos naturales. Al reciclar la chatarra se reduce la contaminación del aire, el agua y los desechos de la minería.
Para comprender la importancia del reciclaje de la chatarra puede valernos este dato: reciclar una lata de cualquier refresco de los que habitualmente consumimos ahorra la energía que necesita un televisor para mantenerse encendido durante 3 horas seguidas.
Se trata de una industria clave en España, con un alto grado de profesionalización, muy regulada por la normativa europea, que presta un servicio fundamental a nuestra contaminada sociedad moderna. Aparte de su contribución al PIB, con un volumen de negocio superior a los 100.000 millones de euros, genera más de 30.000 puestos de trabajo en nuestro país.
Hay muchas empresas en España dedicadas a esta actividad. Un ejemplo de empresa de reciclaje de chatarra con más de 50 años de experiencia en la gestión de residuos y una extensa implantación en todo el territorio español es Lyrsa. Esta empresa se encarga de la recogida y tratamiento de chatarras férricas (las que proviene del hierro, acero y otros elementos) y chatarras no férricas (cobre, aluminio, latón, plomo, bronce, etc.). También dispone de plantas específicas para el reciclaje de acero, dedicadas a loa Residuos de Aparatos Electrónicos y Eléctricos (RAEE) y a la gestión de ecológica de Vehículos Fuera de Uso (VFU) que se realiza en sus CAT (Centros Autorizados de Tratamiento).
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