Uno de los mercados más importantes en España es el inmobiliario. No solo por el valor económico que representa el conjunto de sus operaciones, sino también porque la salud del sector se interpreta como el estado de la renta de las familias españolas.
Por ese motivo, llama mucho la atención el freno a su crecimiento que viene protagonizando desde junio hasta el pasado mes de septiembre. De mismo modo que ha sucedido con las rentas, que sufren una desaceleración, también para que la venta inmobiliaria se ve afectada en este panorama.
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Un crecimiento del 12% que puede llevar a engaño
De forma interanual, el conjunto de meses desde enero hasta septiembre de 2019, refleja un crecimiento del 12% del sector inmobiliario, con respecto al mismo periodo del año anterior.
Podría parecer que todo va en escalada hacia arriba, pero en realidad no es así. Si nos fijamos únicamente en el periodo que va desde enero hasta junio, el crecimiento llegó a ser del 25%. Los malos datos de estos últimos meses han sido tan graves, que han bajado la media hasta el 12%.
Si nos fijamos únicamente en los meses de junio a septiembre, los ingresos de las compañías inmobiliarias que entran dentro de este cálculo, cayeron un 6,6%, lo que contrasta directamente con el crecimiento experimentado en la primera mitad del año.
Posibles motivos de la desaceleración inmobiliaria
Lo importante en estas situaciones es identificar dónde puede estar el factor clave que explique esta desaceleración del mercado inmobiliario.
No podemos encontrar un solo «culpable», sino que estamos ante un conjunto de varios motivos que han provocado esta situación.
En primer lugar, se ha producido un retraso ocasional en la entrega de viviendas en varios proyectos del país. Este retraso se debe sobre todo a que ha entrado en vigor la nueva ley hipotecaria y, como todo cambio en normativa de este sector, supone un freno a cualquier tipo de operación.
Por tanto, lo previsible es que a medio plazo esta variable deje de ser una influencia para el mercado.
No obstante, la mencionada desaceleración en las rentas también tiene su parte de responsabilidad. Sin una base económica estable y con perspectivas de crecimiento, las familias no se atreven a meterse en inversiones tan importantes como la compra de una vivienda.
Es decir que si este factor no se recupera, es posible que los próximos meses o incluso principios de 2020, las inmobiliarias sigan sufriendo también una desaceleración.
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