El próximo 23 de junio se celebrará el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea, una decisión clave que afectará a la economía, política y seguridad no sólo de los ingleses sino de todo el continente europeo.
La consulta sobre el Brexit divide a los ingleses casi por partes iguales. Tanto los partidarios del “Leave” (Abandonar) como los del “Remain” (Permanecer) defienden sólidos argumentos. Los primeros consideran que la Unión Europea, con sus regulaciones y su burocracia, limitan el progreso de Gran Bretaña. Por otro lado, sus rivales son partidarios de permanecer en una Unión Europea reformada y consideran que las consecuencias de la salida serían negativas en términos de recesión económica y fragmentación social.
En esta ocasión la lucha electoral no se establece entre los dos principales partidos, laboristas y conservadores, ya que en ambas formaciones conviven partidarios y detractores del Brexit.
Según las últimas encuestas los partidarios de la salida de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea parecen haber tomado una ligera ventaja sobre los partidarios de la permanencia en el bloque europeo. La clave, como en muchas otras consultas y elecciones, parece estar en el porcentaje de votantes indecisos que aún no tiene claro el sentido de su voto.
Un dato llamativo de las encuestas es la distribución de la intención de voto por edades. Al parecer, la mayoría de partidarios de la salida de la Unión Europea se sitúan en la franja de edad de votantes más mayores, por encima de los 65 años, mientras que los jóvenes son partidarios de que el Reino Unido se quede junto a sus socios europeos, ni más ni menos que en un 75%. Sin embargo, lo cierto es que el voto joven está mucho menos movilizado y que los mayores aseguran su participación en el referendum. Son unos datos curiosos, ya que la decisión de los más mayores podría condicionar de forma definitiva el futuro de los más jóvenes, que son los que al final asumirán las consecuencias y que según los sondeos prefieren permanecer en la UE. Es decir, que si finalmente salen de la UE, se podría decir que los más mayores habrían decidido por ellos…
El Brexit podría significar inestabilidad en cuanto a la posición de Londres como centro financiero, pero también afectaría a todo el continente. Las consecuencias de perder los derechos de pasaporte, que permiten la movilidad de diferentes profesionales por todo el territorio de la Unión, afectarían a la economía británica y al PIB inglés. Por su parte, la Unión Europea también saldría perdiendo en caso de un resultado a favor del Brexit, ya que el Reino Unido aporta al conjunto del bloque 11.342 millones de euros. En el resto de Europa se teme que, de ganar los partidarios de la ruptura, se produzca un efecto dominó y otras potencias europeas tomen el mismo camino.
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