Las Elecciones Europeas celebradas ayer 25 de mayo han dado por primera vez en la historia de nuestro país un giro sin precedentes. Se lleva mucho tiempo hablando ya del bipartidismo político existente en España durante toda la democracia liderado por la alternancia en el gobierno entre el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español. Sin embargo, la situación de crisis económica pero sobre todo social que se vive en España unido a las mismas caras políticas de siempre, la corrupción han propiciado un castigo en forma de voto que puede definir el principio del fin del bipartidismo.
La caída en votos y por tanto escaños que PP y PSOE sufrieron ayer es un claro reflejo del descontento social y no tanto el desapego político que quieren vender algunos. De hecho, nos hemos encontrado con partidos más pequeños que han «robado» una gran cantidad de votos siendo el gran ejemplo y triunfador de estas elecciones el nuevo partido de Pablo Iglesias, Podemos. Una formación política con tan sólo 4 meses de vida pero que gracias al buen hacer su de cabeza visible en televisión, internet y en la calle y un discurso adaptado a las necesidades reales de la población, ha conseguido alzarse con 5 escaños. De hecho, han conseguido adelantar por la izquierda a UPyD que ha conseguido 4 y acercarse de forma considerable a IU que sacó 6 escaños.
Probablemente lo que más se puede aprender de estos resultados es que la gente busca otra forma de hacer política, quiere participar, está cansada de las mismas caras de siempre y quiere a gente joven con ideas nuevas y con ganas de cambiar las cosas. El Partido Popular ha perdido 8 escaños y el PSOE 9 pero esto es mucho más que un simple movimiento de números y estadísticas, es el cambio político que la sociedad española está demandando y por el cuál no quiere esperar más.
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