El sector de la moda ha seguido una evolución los últimos años casi autodestructiva. Se inició con la reducción de tiempo entre las ofertas y campañas de las marcas, para seguir con una sucesión de tendencias cada vez más efímeras.
La consecuencia de esta evolución es que las prendas deben venderse más rápidamente, lo que de forma inevitable resta rentabilidad al establecimiento, que no va a poder alcanzar los objetivos comerciales ya que los clientes no siguen esa misma evolución, compran al mismo ritmo que antes o incluso menor.
Para paliar el síndrome de “moda rápida” el sector ha reducido la calidad en sus productos, de manera que su durabilidad es menor que la que tenían hace un tiempo. Esto también provoca una reducción de costes que permite vender más barato, sin que la rentabilidad se vea tan afectada.
Esta situación podría cambiar a corto plazo, dado que desde Bruselas se ha planteado modificar la regulación europea sobre consumo.
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Fecha de caducidad estimada para las prendas
Si la regulación se modifica tal y como se ha solicitado desde la Comisión Europea, entonces en las etiquetas de los productos tendrá que aparecer la duración estimada que ofrece el producto para un uso práctico.
Además, se deberá incluir también medidas que permitan reparar el tejido, por si el usuario decide invertir en ello en lugar de comprar una nueva prenda.
Todo ello podría incluirse en la etiqueta del producto, con un gráfico similar al que tienen aparatos eléctricos con respecto a su consumo energético.
El aumento de sostenibilidad en la moda
La regulación plantea medidas todavía más estrictas, con el fin de aumentar el componente sostenible en el sector.
Por ejemplo, estará prohibido destruir prendas que hayan sido devueltas o que no se hayan vendidos.
Se plantea imponer un cargo por productos menos ecológicos, con el fin de que se fomente la reutilización textil y la reducción de los residuos.
De igual forma, también se incentivará con medidas no especificados, los usos industriales que reduzcan el vertido de microplásticos de las telas en el entorno natural.
Las medidas han sido en principio bien acogidas por el sector. Euratext, representante de la industria textil en Europa, ve favorablemente la estrategia pero también expone la necesidad de que la normativa esté bien desarrollada.
Para que se apruebe, antes tiene que pasar por el Consejo Europeo y por el Parlamento Europeo para, posteriormente, reflejarse en las legislaciones de cada país.
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